23 jun 2015

¿Es Ronaldo Menéndez un medritor? (a propósito de una actividad de Billar de letras)





Con la medritura encendida, sobre todo en las mañanas de postguardia, el medritor encuentra rasgos de medritura incluso en la ingeniería. Es como la poesía, que no está en el mundo (aunque sí) sino en la mirada del poeta (y el lector) que lo contempla (y sufre). En todo caso tiene mucho de bonito esto de ir por la vida buscando y encontrando medritores. Yo al menos lo disfruto muchísimo y no me he cansado todavía de decirlo, de participar de la perplejidad del interlocutor al escuchar la palabra medritor y luego explicarle qué cosa significa y qué dosis de escritura y cuál de medicina ha de tener la pócima para lograr el efecto adecuado.
Así, en esas condiciones (en una de mañana de postguardia, con un tanto de hipomanía y otro de halitosis, inevitables aunque controlables las dos), hace unas semanas me llegó al buzón un e-mail de un escritor que conozco, Ronaldo Menéndez, que es una verdadera postulación a la medritura. De Ronaldo leí en mi segunda juventud El derecho al pataleo de los ahorcados (Lengua de trapo, 1997) y luego coincidí con él en dos o tres eventos literarios, incluido el siempre mentado Bogota 39. Sin lugar a dudas, es un buen escritor y, en los últimos años, según entiendo de lo que he pescado en la web, se ha embarcado en una bonita historia amorosa y literaria anclada en Madrid: una escuela de creación literaria, Billar de letras.
Es un reclamo publicitario de su escuela el que me sirve para postular a Ronaldo Menéndez como medritor. En él, entre muchas otras actividades, Ronaldo propone una clínica de escritura y la presenta como un lugar donde analizar (¿diagnosticar?) y operar (sic) los textos. No me extraña lo de clínica de escritura porque alguna vez he tropezado con el término. Me recuerda además la forma en que los italianos llaman al taller literario: laboratorio di scrittura. Me interesa mucho más lo de operar, que es una voz más viva que el diseccionar (alguna vez encontrado en textos de crítica literaria), más asociado a la anatomía patológica. Esta fusión de términos literarios y quirúrgicos, fundaría sin lugar a dudas una especialidad de la medritura, la cirritura.
Obviamente, la clave del asunto (y con él la respuesta a la pregunta que formula el cuartiento) es que no hay paciente ni paso del postulado a medritor (al menos que se sepa) por la facultad de medicina. Pero me queda la alegría de saber que en la ciencia en que poco a poco me estoy ahogando ya comienzan a emerger las especialidades.

12 jun 2015

Mario Vargas Llosa:un latin (and lover) writer



Como padre de familia, poco tengo que decir sobre la relación entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler que los medios de comunicación comienzan a ventilar. No importa que vea fotos que retratan sus manos entrelazadas o que los periódicos desvelen el menú de su penúltima cena. Nada de eso me importa. Soy un padre de familia y, como tal, sé que todo eso es falso incluso cuando se demuestre lo contrario. Falso de toda falsedad. A pesar de que la tía Patricia haya escogido una defensa elegante, muy similar a la que usó Veronica Lario para denunciar a Berlusconi, que más que negar la evidencia pretende ocultarla. Igual es falso, no me cabe la más mínima duda. Es una tontería, es un montaje. No te preocupes, Patricia, que yo no tengo nada que ver con eso y las fotos del quincuagésimo aniversario nadie nos la quita aunque luego yo mismo aparezca en telecinco diciendo que estoy separado de ti desde hace años.
Como lector, todo eso me importa un rábano. A mí de Vargas Llosa, me interesan fundamentalmente dos libros: Pantaléon y las visitadoras y La fiesta del chivo. Después de ellos, por mí Vargas Llosa puede recibir un Nobel de Literatura, salir del armario diciendo que es gay o resucitar a la Duquesa de Alba y casarse con ella. Non me ne frega niente. No me importa un carajo. Como lector, sólo me importan sus libros, esos dos, y la alegría infinita que me dieron cuando ejecutaba con a ellos la acción más placentera de la vida, leer.
Como escritor, me importa todavía menos. Yo soy escritor desde el sufrimiento y esas tonterías no tienen nada que ver con la literatura ni con el compromiso de la creación. En los treinta años que han pasado desde la publicación de mi primer artículo en un periódico, Mario Vargas Llosa ha sido candidato a la Presidencia del Perú, se ha abrazado con José María Aznar, todos los años publica por lo menos un libro e incluso se permite actuar eventualmente junto a mi adorada Aitana Sánchez Gijon. A pesar de eso yo todos los días me he despertado con una idea de texto en la cabeza y he intentado llevarla al papel o a la pantalla, con resultados desiguales pero siempre con la firme creencia de que el editor (el que no es ni ha sido nunca escritor) es el peor enemigo del escritor.
Ahora como habitante de letras de la España actual, este affaire me tiene muy contento. No por Vargas Llosa, sino por España y por Isabel Preysler. Celebro que en un país de políticos y folclóricas en prisión, esta España cada vez más idiotizada y homogénea, narcotizada a fuerza de gin tonics, corrupción y telebasura, celebro que su viuda con más glamour haya elegido posar en la entrada de un hotel junto a un gran escritor y no al lado de un entrenador de fútbol o de un cocinero convertido en artista. Ese pequeño gesto, sin necesidad de lascivia o de caminata al juzgado, esa posibilidad que ahora tiene Lituma de coronarse en los Alpes quizá sea más importante para España que el resultado de las últimas elecciones.  Es posible que algo esté cambiando verdaderamente, que España se deje de una vez de tanta tontería y, si todo va bien, que vuelvan a transmitir las entrevistas de Camilo José Cela en un horario con audiencia.

5 jun 2015

Noticias del periódico en que (eventualmente) escribo




Desde hace unos meses colaboro (eventualmente) con el cuaderno literario del periódico que leen mis pacientes. Ésa es una perspectiva que me encanta porque también podría haberlo llamado el periódico de la ciudad en que trabajo. O, simplemente y debido a que diciéndolo no estaría faltando a la verdad, el periódico más leído en Castellón. Pero yo soy un medritor  (no lo olvides) y, como había escrito antes, colaboro desde hace unos meses con el periódico que leen mis pacientes. Su nombre es "El Periódico Mediterráneo", cuesta ciento veinte céntimos de euro, pero trae consigo (a manera de regalo) otro periódico, de circulación nacional, que cuesta diez céntimos más. Esto último es una maravilla que sólo sucede en Castellón y que, obviamente, no es fácil de explicar. Una posible explicación (libre y arbitraria) sería que el periódico en que escribo te regala ciento treinta céntimos si tú le entregas ciento veinte y que con estos céntimos de euro es posible tener acceso a una visión muy especial de las noticias que suceden en el mundo y en este cacho de tierra que se llama España. Yo lo compro una o dos veces a la semana y, si el domingo en que es publicado mi artículo, no estoy de guardia o de postguardia, hago malabares para encontrarlo luego. Me entero de la publicación porque Joan, mi querido Joan, me envía un mensaje de WhatsApp con una foto del artículo en cuestión y, si le ha gustado, una o dos palabras de ánimo. Es entonces cuando yo comienzo la búsqueda del periódico e invento proyectos familiares que me acerquen a la provincia y al periódico en que he publicado el artículo. Casi siempre lo logro y, sinceramente, disfruto del suplemento literario que coordina Eric Grass.  No por mi artículo, que no necesito leer, sino por los ajenos, por el buen hacer de Eric y las entrevistas milagrosas que sinceramente no sé cómo logra. Cuando he terminado con el suplemento, comienzo con el periódico nacional y dejo para el final las noticias del periódico en que (eventualmente) escribo. Me detengo en las noticias de cada uno de los pueblos que conforman la provincia: fiestas en Segorbe, toros en la Vall de Uxo, comida popular en Almassora. Hay una página que siempre reviso, "Gente de Castellón": en ella, los lectores publican felicitaciones (acompañadas mayormente de fotos) a sus seres queridos por cumpleaños, logros y aniversarios varios. Dejo para el final las páginas de sucesos, que siempre me han gustado, en éste y en todos los otros periódicos. En ellas, en la edición del 26 de mayo de 2015, pude leer como si se tratase de la cosa más normal del mundo que un hombre había sido detenido por grabar vídeos en el vestuario de un equipo de futbolas y que otro estaba siendo juzgado por haberse amputado la mano (¿izquierda?) para cobrar dinero de los seguros. Así, como si nada, éstas son las noticias posibles de leer en el periódico en que escribo. Junto a ellas, (eventualmente) encontrarás mis artículos.