El tren se detuvo por la lluvia. En el vagón,
alguien comenzó a hablar de un cortocircuito advirtiendo que la espera sería
larga. Él decidió mirar a través de la ventanilla. Así vio cómo el tren que
venía en sentido contrario también se había detenido. Los dos trenes estaban
uno al lado del otro y él pensó que la chica que estaba a su lado, pero en el
otro tren, podía llamarse Lucía. Junto al abrigo dispuesto frente a ella, había
una bolsa con dos libros y una botella de vino tinto. “¿Leemos o bebemos?”,
le preguntó a través del cristal. “Ni lo
uno ni lo otro”, respondió ella logrando sorprenderlo.
Sonriendo, se observaron amistosamente
durante varios minutos.
Cuando los trenes partieron, ella le
señaló la bolsa de la librería.
Así ya él sabría dónde encontrarla.
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