(foto tomada de la edición de Levante del 16 de marzo de 2018)
1 La pólvora mayormente duele,
pero también huele y emociona. Es humo y belleza, ruido y corazón, aro de fuego,
juego: pirotecnia.
2 Eso son en Valencia las
diecinueve mascletás de marzo en la Plaza del Ayuntamiento.
3 Los entendidos dicen que el
mejor lugar para oler ver y escuchar la mascletá es la esquina de Correos.
4 Desde allí se escucha con la
boca abierta jugando a obturar las trompas de Eustaquio. Cuidado, está
prohibido taparse las orejas. Para sentirla, es necesario escuchar la mascletá
o al menos intentarlo.
5 Allí también se siente
completamente la fase de tierra. El piso tiembla, los edificios se mecen, los
corazones estallan, el mundo se detiene y rompe luego en forma de aplauso.
6 Sucede en fallas, la fiesta
local: ríos de alcohol y alegría humana, pero también de belleza volátil que da
la bienvenida a la primavera.
7 Los valencianos huyen. Cierran
sus casas, bajan persianas y santamarías. Se van a la montaña, visitan Europa.
8 Los falleros se adueñan de la
ciudad. Casi todo está permitido.
9 En la primera semana de
mascletás, el periodista Ignacio Zafra lo reveló: una empresa pirotécnica ofrece
la posibilidad de disparar las cenizas de difuntos en forma de truenos o
palmeras cromáticas.
10 Es inaudito, pero legal. Hay
un vacío. Legal. Vacío.
11 Quienes más usan este servicio
son personas vinculadas al mundo fallero.
12 El 12 de marzo, Raúl murió
trabajando.
13 Atado al mundo fallero,
trabajaba para otra empresa pirotécnica, la más importante del país. Rellenaba
carcasas de mascletás. Pobre Raúl, morir explosionado.
14 No hay forma de demostrarlo,
pero puesto que tres días después a su empresa le tocaba disparar la mascletá
en la Plaza del Ayuntamiento es posible pensar que rellenaba esas carcasas, que
cuidaba de la pólvora.
15 En día de sol, el 15 de marzo,
a las dos en punto de la tarde, se disparó la mascletá. Era, así los dijeron las falleras mayores, un homenaje a Raúl, una mascletá in memorian. La jaula desde donde se
realiza el disparo estaba presidida por un gran lazo negro. El maestro
pirotécnico dijo que por el dolor que lo embargaba había pensado no acudir,
pero acudió. La viuda del trabajador también acudió. Estaba allí, acudió. “Fue
un disparo perfecto”, dijo el maestro. “Como si él lo estuviera controlando
todo desde arriba”,
16 Se dispararon trescientos
kilos de pólvora. Una de las carcasas voló incendiando una palmera de la plaza.
Al final del disparo, la esquina de Correos se llenó de papel y pólvora
quemados.
17 Cubierto de cenizas, un lector
de Zafra insinuó la posibilidad de que en la película gris que lo recubría estuviera
parte de los restos del trabajador fallecido, pero inmediatamente lo hicieron
callar. Era un secreto a voces. Tan obvio que podía no ser cierto. Quizá no
estaban. Estaban y no estaban. Quizá
estaban.
18 “La mascletá ha sido una
demostración de fuerza e intensidad, tanto que los bomberos que vigilan la
jaula donde se produce el disparo incluso se han llegado a retirar brevemente”,
publicó la redacción de Levante, el
periódico local. El alcalde de la ciudad, Joan Ribó, refiriéndose a la viuda,
dijo: “Ha sido duro para ella después de un accidente tan terrible, pero
también ha sido un homenaje muy bonito”.
19 Pobre Raúl, el 15 de marzo de 2018, cenizas de mascletá. Huelen y duelen. Pim pam pum.
4 comentarios:
Conmovedor preciado Slavco, me ha llegado al corazon y ahora se siente mas pleno. Gracias.
La vida es también un evento pirotécnico.
Tu escritura, sobretodo tu amistad, son apariciones luminosas.
Gracias
La vida es también un evento pirotécnico.
Tu escritura, sobretodo tu amistad, son apariciones luminosas.
Gracias
Luminoso el verte, querido Gilberto, adornado por Mar y Laura. Un abrazo siempre.
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