22 oct 2018

¿Qué significa simpatizar con PODEMOS?



No tiene sentido negarlo. Gracias a las redes sociales y a su aparente irreverencia, los líderes del movimiento político español PODEMOS, parecen cercanos. Publicas un artículo y, como si nada, te aparece un comentario de Carolina Bescansa, de Pablo Iglesias o del miyagi Monedero. Son amigos de un amigo que es profesor de la universidad. Cuatro señoras juegan al parchís y a una se le ocurre comenzar a twittear con Iñigo Errejón. No problem, Iñigo inmediatamente responde y si no fuera por la hora parece que flirtea. Ellos visten como tú, pareciera que beben la misma cerveza que tú, que van a la misma librería, que odian al barbero como tú cuando eras feliz e indocumentado. Por eso (y por su descontento, claro está) una macedonia de independentistas, progres, ninis, estudiantes de tercera licenciatura, defensores del bien, becarios ochocientos euristas a pesar del doctorado y los cuatro idiomas, desconsolados melómanos cansados de escuchar a Joaquín Sabina y de sentir en su propia piel las injusticias de la trilogía TMM (Trump, Macron, Merkel) constituyen su espectro electoral, votan por ellos y son la vaselina que lubrica las llamadas telefónicas de Pablo Iglesias a La Moncloa.
Inicialmente conmovía tanta ingenuidad. "Ya caerán, ya se darán cuenta", decía Atlás, el perro de mi vecino, hace cinco y ocho años cuando el movimiento emergía. Pero ya no. Ahora genera rabia e incluso asco.
Es tan obvio que avergüenza tener que explicarlo. Sin embargo, lo intentaremos. Quien chatea con Monedero, le sonríe a Errejón o piensa que Pablo Iglesias es su alma gemela, al hacerlo está acostándose en la cama con José Luis Rodríguez Zapatero, Nicolás Maduro, Hugo Chávez  y Fidel Castro. ¿Es que no le da un pelín de asco?  Al reírse de sus chistes y de sus salidas de tono, usted está aplaudiendo a Tarek William Saab y celebrando con champán el "suicidio" de Fernando Albial precipitado desde el décimo piso del SEBIN caraqueño hace apenas dos semanas. Cada like a Errejón o cada mensaje en Instagram a Pablo Iglesias equivale a una muerte por hipertensión no tratada en una casa de Venezuela, a un paciente con VIH que no tiene terapia antirretroviral para controlar sus linfocitos, a una madre que en las calles de Caracas busca comida para sus hijos en las bolsas de la basura o a cinco jóvenes que se marchan del país caminando porque se cansaron de no comer y que luego una mafia innombrable termina convirtiendo en prostitutas.
La próxima vez, antes de reír cualquier ocurrencia que le parezca cercana de los líderes de PODEMOS, pídales que le cuenten de los saraos que hace diez años Hugo Chávez les montaba en La Florida caraqueña, de los hoteles en que los alojaba, de los programas políticos que para él construyeron y de los millones de dólares con que recompensó su trabajo y patrocinó el comienzo de sus actividades. Exíjales que muestren la factura telefónica de los últimos diez años, que expliquen qué oscuro negocio, qué peludo placer, lleva a Rodríguez Zapatero cada dos semanas a Caracas y de qué forma todos los días Pablo Iglesias presiona a Pedro Sánchez para que se suavicen las medidas contra dictadura de Nicolás Maduro.
Cuestiónese al menos. Si usted lo hace, quizá yo deje de llorar y maldecir, quizá contemple la posibilidad de respetarle nuevamente.

1 comentario:

Gilberto dijo...

El problema de manifestarse contra ellose Slavko, es que te pueden estar tentados a ficharte como asesor. Tienen mucha pasta y corrompen a cualquiera.
Un abrazo