18 mar 2018

Cenizas de mascletá


(foto tomada de la edición de Levante del 16 de marzo de 2018)


1 La pólvora mayormente duele, pero también huele y emociona. Es humo y belleza, ruido y corazón, aro de fuego, juego: pirotecnia.
2 Eso son en Valencia las diecinueve mascletás de marzo en la Plaza del Ayuntamiento.
3 Los entendidos dicen que el mejor lugar para oler ver y escuchar la mascletá es la esquina de Correos.
4 Desde allí se escucha con la boca abierta jugando a obturar las trompas de Eustaquio. Cuidado, está prohibido taparse las orejas. Para sentirla, es necesario escuchar la mascletá o al menos intentarlo.
5 Allí también se siente completamente la fase de tierra. El piso tiembla, los edificios se mecen, los corazones estallan, el mundo se detiene y rompe luego en forma de aplauso.
6 Sucede en fallas, la fiesta local: ríos de alcohol y alegría humana, pero también de belleza volátil que da la bienvenida a la primavera.
7 Los valencianos huyen. Cierran sus casas, bajan persianas y santamarías. Se van a la montaña, visitan Europa.
8 Los falleros se adueñan de la ciudad. Casi todo está permitido.
9 En la primera semana de mascletás, el periodista Ignacio Zafra lo reveló: una empresa pirotécnica ofrece la posibilidad de disparar las cenizas de difuntos en forma de truenos o palmeras cromáticas.
10 Es inaudito, pero legal. Hay un vacío. Legal. Vacío.
11 Quienes más usan este servicio son personas vinculadas al mundo fallero.
12 El 12 de marzo, Raúl murió trabajando.
13 Atado al mundo fallero, trabajaba para otra empresa pirotécnica, la más importante del país. Rellenaba carcasas de mascletás. Pobre Raúl, morir explosionado.
14 No hay forma de demostrarlo, pero puesto que tres días después a su empresa le tocaba disparar la mascletá en la Plaza del Ayuntamiento es posible pensar que rellenaba esas carcasas, que cuidaba de la pólvora.
15 En día de sol, el 15 de marzo, a las dos en punto de la tarde, se disparó la mascletá. Era, así los dijeron las falleras mayores, un homenaje a Raúl, una mascletá in memorian. La jaula desde donde se realiza el disparo estaba presidida por un gran lazo negro. El maestro pirotécnico dijo que por el dolor que lo embargaba había pensado no acudir, pero acudió. La viuda del trabajador también acudió. Estaba allí, acudió. “Fue un disparo perfecto”, dijo el maestro. “Como si él lo estuviera controlando todo desde arriba”,
16 Se dispararon trescientos kilos de pólvora. Una de las carcasas voló incendiando una palmera de la plaza. Al final del disparo, la esquina de Correos se llenó de papel y pólvora quemados.
17 Cubierto de cenizas, un lector de Zafra insinuó la posibilidad de que en la película gris que lo recubría estuviera parte de los restos del trabajador fallecido, pero inmediatamente lo hicieron callar. Era un secreto a voces. Tan obvio que podía no ser cierto. Quizá no estaban.  Estaban y no estaban. Quizá estaban.
18 “La mascletá ha sido una demostración de fuerza e intensidad, tanto que los bomberos que vigilan la jaula donde se produce el disparo incluso se han llegado a retirar brevemente”, publicó la redacción de Levante, el periódico local. El alcalde de la ciudad, Joan Ribó, refiriéndose a la viuda, dijo: “Ha sido duro para ella después de un accidente tan terrible, pero también ha sido un homenaje muy bonito”.
19 Pobre Raúl, el 15 de marzo de 2018, cenizas de mascletá. Huelen y duelen. Pim pam pum.

4 comentarios:

Manina Mar dijo...

Conmovedor preciado Slavco, me ha llegado al corazon y ahora se siente mas pleno. Gracias.

Gilberto dijo...

La vida es también un evento pirotécnico.

Tu escritura, sobretodo tu amistad, son apariciones luminosas.

Gracias

Gilberto dijo...

La vida es también un evento pirotécnico.

Tu escritura, sobretodo tu amistad, son apariciones luminosas.

Gracias

Slavko Zupcic dijo...

Luminoso el verte, querido Gilberto, adornado por Mar y Laura. Un abrazo siempre.