5 may 2018

El poeta que escribe los artículos del presidente Maduro


Luis Alberto Crespo y sus amigos

El poeta que le escribe los artículos al presidente Maduro, gordo o flaco que sea, hiperproteico o desnutrido, fiscal general o director de literatura del ministerio, dejó claras dos cosas en el artículo que publicó el miércoles 3 de mayo el periódico El País. La primera que no sabe escribir artículos. Y la segunda que, obligado a mentir, a minimizar su opulencia (si funcionario importante y corrupto) o el ruido de sus tripas (si funcionario de a pie), es un mal mentiroso.
El artículo puede parecer un género bastardo pero no lo es y, aun si lo fuera, requiere de oficio y no acepta el tartamudeo ni la rima fácil. Allí es donde se le ven las plumas al poeta que escribió el artículo firmado por Maduro. En la cursilería, las ideas entrecortadas, la dificultad de continuarlas después de cada punto y seguido y, en consecuencia, el uso recurrente de la anadiplosis (a la manera de ciertas coplas llaneras, la repetición de la última palabra de un verso-oración al principio del siguiente verso-oración).
Sea quien sea el poeta culpable, es obvio que no cree en el artículo como género y, sin ser zurdo, ha escrito este con la mano izquierda, sin empeñarse, no porque le dé grima mentir, sino porque no sabe hacerlo (ni escribir ni empeñarse).
¿Cuál es el vínculo entre estos poetas (uno solo es el que escribe los artículos pero son una manada los que apoyan la gestión) y un presidente incapaz y corrupto que, ya desmantelado el estado, ni siquiera puede prometer la publicación de libros o la concesión de premios?

Tarek William Saab y Nicolás Maduro


No es necesario escarbar mucho para saberlo. Basta con leer el texto completo, lo que es una tarea ardua y pesada, difícil de tragar. Las últimas cuatro líneas son versos de Neruda. A través del poeta chileno, Maduro y su esclavo recuerdan a Allende y lo que les parece su gesta épica. Inmolación y muerte promete Maduro y por eso estos poetas mediocres (peores articulistas) se le acercan y le escriben glosas y artículos. Se excitan con las palabras izquierda y revolución y, a falta de medicinas, se bajan la tensión convirtiéndose en aduladores de oficio. Por un lado les duele morir pero, ya que hay que hacerlo, les anima la posibilidad de hacerlo épicamente. Esa contradicción les delata y, mintiendo, los obliga a no disimular, a no poder disimular la mentira.
Cuando uno de ellos es elegido para perpetrar un artículo que firmará el presidente, lo celebra en familia como si le hubiesen concedido el Nobel e intenta no olvidar a sus pares, el resto de la manada. Por eso el poeta (Maduro) de El País le dedica cinco líneas al uso que se le da en Venezuela a la palabra pana. Porque está contento. Pero eso no lo salva de ser lo que es: un mal poeta, un mal mentiroso que corrompe las palabras al usarlas, que las retiene en el calabozo absurdo de su artículo y, si las deja salir, las mata de hambre y de miseria. Este poeta es igual que Maduro, basura humana y literaria, el mismo detritus político que el editor inescrupuloso que les vende su tribuna.


1 comentario:

mharía vázquez benarroch dijo...

Bravo, así se habla...esos no son poetas, son perros amaestrados, y que me perdonen los perros de verdad que son mejores que muchos chavistas.