29 abr 2015

Elogio de la guardia buena


-Buenos días, señoras y señores. He venido hoy a hablar ante ustedes de la guardia buena. La guardia buena no es como la mala que tiene muchos pacientes en el día y pocos pero muy importantes en la noche. No se parece a ella. No, señor. Porque las malas son muy malas y, en ellas, aunque se logre dormir unos minutos, siempre se está pendiente de la posible llegada de una ambulancia, de una camilla o del paciente que está todavía en observación.Además, las malas son malas incluso cuando se acaban porque entonces uno va a desayunar y los compañeros desguardiados te miran con cara de lástima y la mujer de la panadería te da la barra de pan más grande y suave y luego le dice a los otros clientes: "Pobrecito, es que él es médico". Por eso es que Goethe, pone a su  Fausto a decir "No quisiera tal vida un perro" Se refería seguramente al médico de las guardias malas. Es lo peor que le pueda pasar a uno en veinticuatro horas, una guardia mala. Sólo superada por un sandwich de guardias malas, en el que intercalan 24 horas de halitosis, ojeras y compasión. Las guardias malas son tan malas que nadie las compra ni las cambia. porque se sabe que así serán peores. Eso, fundamentalmente, una guardia mala es tan mala que sólo puede empeorar. Lo único bueno que tienen es que ocasionalmente permiten aliviar el sufrimiento de algún paciente, pero sólo ocasionalmente, porque hay mucho pícaro que ...
-Pero, medritor, ¿Usted no había dicho que iba a hablar sobre las guardias buenas. ¿Por qué no deja entonces de hablar de las malas?
-Es que las guardias buenas no existen, compañero. Por eso es que estoy hablando de las malas.

1 comentario:

Emilio Chinchilla dijo...

Una guardia mala es, como ser del Barsa, un motivo para llorar, compañero.